jueves, 30 de marzo de 2023

En todos sentidos (Crónica de un titán y un gallinero)


Vivía en una jaula entre paja, mierda y malla de acero. Como una bestia. Su tarea era atroz y cruel pero él parecía disfrutarla. Se le veía ahí, en medio de la granja, un bruno sonriendo bajo el rayo del sol. Un titán lleno de vida. 

El corpulento negro, atolondrado y palurdo, tenía el deber de torcerle el cuello a las gallinas enfermas. 

Aquel verano, sin embargo, la fiebre afectó a varios cientos de ellas y el negro, indiferente, no paró durante dos días. Un crack tras otro mientras apretaba los labios. 

Fue justo cuando le faltaba aniquilar a la última docena que cayó al suelo, de bruces sobre la paja, a un lado del abrevadero. 


Los peones lo observaron con desdén mientras el capataz le confirmaba a su madre, la negra Madela, que el negro había muerto. Infectado por la propia fiebre. Madela no emitió ni un sonido tampoco una lágrima. Lentamente se alejó impasible. 


Vivía en una jaula entre paja, mierda y malla de acero. Como una bestia. Su tarea era atroz y cruel pero él parecía disfrutarla. Se le veía ahí, en medio de la granja, un bruno sonriendo bajo el rayo del sol. Un titán antes lleno de vida. Ahora un negro, en todos sentidos, lleno de muerte. 

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