Mumufuku murió de viruela, aunque todos aseguran que fue un auto Opel (avanzando sobre Shibuya) lo que le quitó la vida.
En 1946, Tokio no era la bulliciosa ciudad de hoy y la viruela no tenía remedio.
El auto a gran velocidad fue una anécdota de mala fortuna. El contagio, 4 años antes, le robó la vista en pleno cruce. La viruela era, en esencia, su sentencia de muerte.
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