miércoles, 7 de junio de 2023

Hambre (Relato inapetente sobre una tercia de platos y un plato más)


«No hay amor más sincero que el amor a la comida» 
George Bernard Shaw

Hace un mes se llevó sus tres platos, aunque en realidad eran cuatro. Entiendo que eran valiosos o algo así. 
Lo cierto es que luego de extraerlos consigo, ocurrió en mí un fenómeno desconcertante.  
El primer plato se llevó mi entremés. El segundo la sopa. El tercero, como es de esperarse, el plato fuerte y el cuarto (ese que no contaba) el postre.
Si los platos tenían algún valor para ella, para mí lo tenían de una manera muy distinta. Parece que simbolizaban, de manera fisiológica, el más puro y genuino acto de convivencia familiar. Ese momento que hace de una casa un hogar. El simple y humano acto de comer.
Con su extracción se fue entonces mi apetito. Se me acabó el hambre. Perdí el interés por nutrirme y dejé de comer.
Ni entremés, ni sopa. Ni plato fuerte o postre.
Se llevó sus tres platos (que en realidad eran cuatro) y al salir por la puerta se llevó también consigo mi apetito por vivir. Se me quitó el hambre de ser feliz.