jueves, 30 de marzo de 2023

Princesa (Cuento infantil retro moderno)


Una brisa tenue recorre la calle. El viento frío, apenas perceptible, cruza el umbral de la puerta. Adentro, ella corre. Un frenesí inexplicable la embarga, mientras sube y baja las dos plantas de la moderna casona. 

Una almilla de algodón, una cazadora, un par de botines negros, una pelerina de seda y dos pares de pantalones vaqueros. Subir, bajar. Esperar, entrar, probar, modelar, repetir, decidir. Un ciclo interminable y delirante que le roba la consciencia del tiempo.
El viento arrecia y a su llegada los árboles se agitan, entre enormes polvaredas que ahuyentan a los transeúntes. Él permanece ahí, ahora solo en la calle. Sentado, con el pecho en alto, firme y orgulloso en medio del ventarrón a la espera de la Princesa. Ella no se detiene, sigue ahí. Cachemira y algodón. Lycra, mezclilla y jacquard. 
La tarde se ha transformado en un vendaval y a poco, una tormenta inclemente se desgaja torrencial y feroz del firmamento. Ríos corren, viento y lluvia. Él, incólume y gallardo, no se mueve ni un ápice. 
Un estruendo, dos más. Los truenos agitan la atmósfera y es entonces cuando, ella, recuerda al guardia que espera afuera, bajo la lluvia inclemente. 
La culpa la embarga, como el agua fría que colma el cuerpo del valiente que permanece firme e impasible. Él no se inmuta. Apenas levanta el mentón, saca el pecho y fija la vista en la puerta. Su flamante abrigo dorado está empapado pero su figura escurrida y desaliñada resiste y espera.  
Ella corre. Apura el paso. Cajas, bolsas y demás mercaderías por fin han terminado. Con impaciencia observa por la ventana. La tormenta es terrible y él se ha quedado ahí. 
La Princesa abre la puerta, consternada lo busca con los ojos. Entre la tormenta, él sigue ahí. Atado a una banca justa a la entrada de Zara. “Príncipe”, el joven y fiel Golden Retriever, espera bajo la lluvia.

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