- ¡Esto es francamente ridículo! - Perplejos los espectadores guardan silencio y la actriz permanece boquiabierta. En pleno escenario se quita la peluca barroca, se deshace del disfraz y sale completamente desnudo por el pasillo central hasta la puerta del teatro. Ha ofrecido la mejor y más honesta de sus interpretaciones. Sin quererlo, el actor que hoy renuncia, mañana será toda una celebridad.
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