Enfurecido, un escuadrón ataca sin clemencia. Tienen sed de venganza. Quieren sangre. Decenas sobrevuelan por todos los flancos. No hay defensa capaz de contenerlos.
En esta guerra contra los mosquitos, ya he perdido la batalla.
Ante los ojos de los hombres, la luna desnuda se sonroja y al instante, la tormenta cubre su cuerpo con un manto de nubes. En el compendio de fenómenos estelares no hay lugar para la falta de decoro.