jueves, 10 de octubre de 2013

Receta Secreta.

18 horas han pasado. Rigor mortis. El cuerpo inerte y robusto de Lee Sanders se inclina a la izquierda, sobre el enorme y modernísimo sillón eléctrico de piel. Irónicamente sostiene una pieza de pollo frito en la mano izquierda, mientras la derecha aún parece apuntar al televisor con el control remoto. 
Para los investigadores está claro. Un infarto se llevó a Sanders a la tumba. Caso cerrado.
Las llamadas y las amenazas a la corporación por fin terminaron. De manera poco discreta (pero convincente) se han encargado del asunto. 
A pesar de sus esfuerzos, el depuesto y obeso heredero ya no podrá revelar el secreto. 

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