El primer tiro es perfecto y la llave salta, como siempre, en la dirección esperada. Más de un mes de práctica ha surtido efecto. El segundo intento es aún mejor y casi queda al borde de la rendija. No cabe de felicidad.
Pobre Carl, no sabe que minutos después la adorable Ela se detendrá para amarrar los lazos de sus lustrosas botas de Girl Scout justo ahí, en el callejón que da a la esquina de la calle 7. La niña bajará la vista y sus enormes ojos azules descubrirán un tesoro. La mano regordeta levantará una llave y se la llevará al bolso delantero de la camisa. Ela se encogerá de hombros y Carl, después de 6 semanas en cautiverio, volverá a pensar en la muerte.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario