Inquieto, el Alazán tostado relincha a lo lejos. La rienda rasgada aún atada al poste, justo a un lado del abrevadero. Después de 2 días, las espadas y el pecho del enorme equino sangran por intentar liberarse.
Ni un alma al lado del pozo. El vaquero yace inerte a un lado del animal. Quién lo iba a decir, se hizo justicia. Nadie cobrará recompensa. La bala dio en el blanco y 72 horas después un Alazán y un cuatrero perderán la vida por un solo disparo.
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