viernes, 2 de noviembre de 2012
Ha muerto
Es noche de brujas y el auto se queda a media calle. El cofre abierto. No hay humo pero igual no avanza. Afuera, el padre (visiblemente molesto) se asoma al motor, esperando alguna señal que permita resolver el desperfecto. Adentro, el hijo (de sólo 6 años y disfrazado de fantasma) estira la pierna mientras gira la llave cuando su padre le grita ¡Ya! No arranca pero no importa, la escena es perfecta, el auto se ha muerto y ni los vivos ni los difuntos podrán revivirlo, al menos por esta noche.
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