Al despertar siguen ahí, furiosos, observándome con los puños levantados. Una vez más me propinan la acostumbrada paliza matutina, mientras intento sosegar sus arrebatos. Como todos los días, los recuerdos me golpean sin piedad y yo, obstinado y estoico, continuo intentando reconciliarme con ellos.
domingo, 16 de septiembre de 2012
sábado, 15 de septiembre de 2012
Tacos
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