Amy McDonaugh se acerca al final del Maratón de Cincinnati. Corre a toda velocidad y se encuentra a la cabeza, pero ella no lo sabe. Cruza la meta y gana el primer lugar. Amy permanece desconcertada. Levanta la cabeza y pregunta ¿Qué pasó? ¡Ganaste, Ganaste! Le gritan. Amy sonríe y empieza a llorar. Luego de 25 años de ser ciega, Amy le vuelve a ganar a la vida.

lunes, 24 de diciembre de 2012
Cincinnati
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miércoles, 28 de noviembre de 2012
Nada
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lunes, 26 de noviembre de 2012
Chema
Don Chema golpea con fuerza el tronco mientras sonríe de satisfacción. El puesto está repleto de gente que admira el sabor de la especialidad de la casa: los tacos de carnitas. Feliz, el robusto hombre pica cebolla, nana, cuero y maciza. 4 de oreja por un lado, 6 de surtida por el otro y 10 campechanos con 2 cocas light aquí mero. Chema se enjuaga el sudor con las manos y sigue preparando alimentos. Después se rasca la ingle, se saca el calzón y, para rematar, se acomoda su sudorosa “hombría” mientras sigue cocinando. Los pedidos no cesan. La audiencia come fascinada. No saben que la sazón de la carne proviene de otro tipo de cerdo y sólo Don Chema “tiene” la receta secreta.
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domingo, 11 de noviembre de 2012
Amenaza
El altoparlante resuena alarmante ¡Señorita Nancy Velázquez! ¡Señorita Nancy Velázquez! Esta fue su última “oportunidad” para abordar el vuelo 611 de Aeromar a Lázaro Cárdenas por la puerta 75. Al fondo de la sala, una mujer corre hasta el umbral de la puerta pero ya nada puede hacer. El vuelo se ha ido. Pobre Nancy, la amenaza era cierta y su “oportunidad” se le ha ido volando.

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viernes, 2 de noviembre de 2012
Ha muerto
Es noche de brujas y el auto se queda a media calle. El cofre abierto. No hay humo pero igual no avanza. Afuera, el padre (visiblemente molesto) se asoma al motor, esperando alguna señal que permita resolver el desperfecto. Adentro, el hijo (de sólo 6 años y disfrazado de fantasma) estira la pierna mientras gira la llave cuando su padre le grita ¡Ya! No arranca pero no importa, la escena es perfecta, el auto se ha muerto y ni los vivos ni los difuntos podrán revivirlo, al menos por esta noche.
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domingo, 16 de septiembre de 2012
Paliza
Al despertar siguen ahí, furiosos, observándome con los puños levantados. Una vez más me propinan la acostumbrada paliza matutina, mientras intento sosegar sus arrebatos. Como todos los días, los recuerdos me golpean sin piedad y yo, obstinado y estoico, continuo intentando reconciliarme con ellos.
sábado, 15 de septiembre de 2012
Tacos
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miércoles, 11 de julio de 2012
Entre gritos y sombrerazos.
Sí, estoy a favor de la actual cultura del odio. Todo individuo (y por ende toda cultura) necesitan un momento de catarsis, una purga, un instante de liberación. Que quede claro, la conflagración no puede ser totalmente organizada, mucho menos inteligente o controlada. El odio en las redes sociales, en eventos y campañas es la más pura muestra de nuestra naturaleza animal y pretender luchar contra ella es absurdo. Para que la rueda avance necesita encontrarse con el piso. Ese momento de fricción violenta es el que estamos viviendo. Es francamente ingenuo esperar que una revolución, un cambio, se base únicamente en los hechos y las ideas y no en las descalificaciones, las intrigas y los enredos. La historia nos ha enseñado que no hay nada de honorable, inteligente o espiritual en una movilización verdadera. El intelecto nunca se sobrepone a la fuerza del cambio. Aunque no creo en la violencia, estoy a favor de esta cultura porque es un razgo inequívoco de que México está cambiando, de que dejamos de ser pasivos y amables para participar, actuar y enfrentar, a veces de la única manera disponible, a través del odio verbal ¿Consecuencias? Sí, la sombra de la violencia, del encuentro físico está rondado, pero qué podíamos esperar ante el desencanto de más 100 millones de personas. Prefiero aguardar al encono y la división que atestiguar la perpetuidad de la indiferencia y la insatisfacción. Miro con buenos ojos a aquellos que por fin levantan la voz, que violentos, desorganizados, poco propositivos y torpes se atreven a asumir un rol en el juego del cambio. No alabo sus métodos ni promuevo sus tácticas, pero las comprendo, las tolero y de alguna manera las defiendo. Las revoluciones las crean los intelectuales pero las pelean y ganan las mujeres y hombres comunes. Personas que como tú y yo, un día decidieron dejar de pensarlo, para marchar y odiar, para hacer de la hostilidad la materia primigenia de la transformación. Qué lástima que hayamos llegado a este punto, qué bueno que, arrastrados por la apatía, despertemos con violencia y coraje de la pesadilla. Adelante a quienes podamos contribuir con ideas. Buena fortuna a los que con torpeza se lanzan al ruedo para tomar al toro por los cuernos. La calma llegará a puerto, pero es inevitable que en el camino atestigüemos una gran tormenta. Sí, estoy a favor de la actual cultura del odio. Todo individuo (y por ende toda cultura) necesitan un momento de catarsis, una purga, un instante de liberación. Para que la rueda avance necesita encontrarse con el piso y hoy, México, inicia la marcha, parece que entre gritos y sombrerazos nuestra nación ha emprendido el camino.
sábado, 16 de junio de 2012
Día del Padre
Hoy, te perdono lo de la mano, te perdono lo de mis amigos, la persecución y el olvido. Felicidades Darth. Atentamente: Luke.

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martes, 14 de febrero de 2012
Supermercado
Justo en la fila del supermercado puedo verlos. Se abrazan, se tocan. Su amor produce chispas y, queda claro, muy pronto arderá el deseo. Frente a la mirada incendiaria de los compradores, 2 niños “cerillos” se besan.

lunes, 9 de enero de 2012
Entre la Gente.
Mis piernas se caen a pedazos. La respiración se me ha ido. Es el kilómetro 40 y no puedo más. Justo cuando estoy a punto de detenerme la veo entre la gente. Es ella, no hay duda. Se acerca, me sonríe y con amor me toma del brazo. No me suelta, sigue a mi lado. Es ella, no hay duda. Una vez más, como tantas veces lo hizo cuando estaba aquí, mi mamá me lleva hasta la meta.

miércoles, 21 de diciembre de 2011
PasadoMañana
El antagonismo vive en mi
a dos días de distancia.
No puedo cambiar el pasado,
soy incapaz de detener el futuro.
PasadoMañana todo es para bien
en esta maléfica contradicción del tiempo
No fue pasado porque es mañana
No es mañana porque fue ayer.
En la inquebrantable ironía de esta situación
PasadoMañana serás y yo, seguía aquí.
domingo, 11 de diciembre de 2011
Detrás
Una mezcla de rabia y amargura la invade. No lo entiende. Simplemente le parece inaudito. Cómo es posible que ella, la preferida en 94 y 95, haya quedado atrás de todas “esas”, tan “falsas” y “artificiales”. Pobre esfera de cristal. 6 cajas con esferas chinas de plástico ocupan las mejores posiciones y este año, para su desgracia, a ella apenas le tocó un lugar, justo detrás del árbol.
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sábado, 11 de junio de 2011
En sintonía perfecta
“En mi casa he reunido juguetes pequeños y grandes, sin los cuales no podría vivir. El niño que no juega no es niño, pero el hombre que no juega perdió para siempre al niño que vivía en él y que le hará mucha falta”
Pablo Neruda (1904-1973) Poeta chileno.
Olviden las pantallas de plasma o LCD, descarten los receptores planos de alta definición y omitan también los televisores de 999 canales. Mi primera TV fue una muy diferente a las actuales. Tenía una diminuta perilla de plástico amarillo brillante, ideal para mi manos regordetas. La carcaza era roja, también de plástico y como “las teles de verdad” tenía un acrílico transparente que hacía las veces de pantalla. La bocina y el sintonizador de canales eran aparentes, representados por una calcomanía de papel impresa en colores primarios. Eso sí, mi primera TV poseía una virtud que el futuro tecnológico habría de probar necesaria: a la manera de cualquier teléfono celular 3G, iPod Video o PSP, mi TV era totalmente portátil. Un asa de plástico, también amarillo, permitía transportar el “receptor” a cualquier parte de mi casa, así que como ningún otro adulto de la década de los 70, yo, un mocoso de apenas 5 años, era capaz de ver televisión lo mismo en la cocina del apartamento de mis padres que en el baño de Carlitos, mi amigo y vecino. No hay duda, mi TV era grandiosa.
La única decepción (o bendición, vaya uste’ a saber) era el contenido que presentaba. La programación de mi TV era un infinito de repeticiones: siempre la misma serie, el mismo score musical y por supuesto los mismos actores. Y es que aquel “aparato infantil”, estaba destinado a la repetición porque su naturaleza “tecnológica” (y por ende su manual de operación) así se lo determinaban. Sólo gire suavemente la perilla de los canales unas 10 veces (¡hasta que haga “clack”, no! reprendía mi madre) y después disfrute del entretenimiento. Evidentemente mi primera TV era una caja de música, provista de un sintonizador (la perilla amarilla) que era en realidad la cuerda que había que dar al mecanismo para que este, al arrancar, permitiera que dos grandes rodillos girasen al compás de las notas musicales. Estos rodillos a su vez transportaban una banda de papel impresa con motivos infantiles que cubría toda la pantalla de acrílico y que daba vida a la programación. Al avanzar, la tele de juguete presentaba dos programas, por supuesto en inglés ¡porque mi TV era importada!: El primero presentaba a un niño y una niña que felices remaban por el cauce de un río. ¿Su destino? El horizonte incierto, el futuro impredecible, la felicidad anhelada. El tema musical era obvio: “Row, Row, Row your boat, gently down the stream, merrily, merrily, merilly, life is but a dream”. Quién iba a pensar, a tan tierna edad, que aquella canción de cuna, escrita 90 años antes (en 1881) era un himno británico orientado a representar las vicisitudes y alternativas que presenta la vida, esas que sólo pueden ser conquistadas y superadas llevando el barco en la dirección correcta, a través del trabajo arduo y el esfuerzo constante. Para vivir y ser feliz hay que remar con y contra la corriente, despertar de la ilusión para surcar las afluentes de la vida. ¡Órale! Mi TV era inteligente, una filosofía ambulante de plástico, madera y cartón.
El segundo show era similar, podría decirse que de “turismo”, pues mostraba un gran barco cruzando el puente levadizo del Tower Bridge en Londres. “London Bridge Is falling down, Falling down, Falling down. London Bridge Is falling down, My fair lady” rezaba la melodía mientras el barco se perdía con todo y la torre una vez que el rodillo seguía su marcha para dar vuelta completa y traer de vuelta al pequeño navegante. Lamentablemente como toda TV la programación de mi receptor presentaba profundas imprecisiones pues, para mi desgracia, 20 años después aprendería (durante mi primera y única visita a la capital británica) que el Puente de Londres era y es un desabrido pontón de concreto que sin pena ni gloria cruza el río Támesis, entre City of London y Southwark.
Como era de esperarse la monotonía de la programación, la perturbadora repetición musical y los años terminaron por hacerme olvidar el juguete y poco después la maltratada televisión fue historia. No recuerdo la última transmisión, tampoco sé de su paradero. A pesar del olvido, de las imperfecciones, más de dos décadas después debo admitir que la extraño. Hoy me doy cuenta que aquella, mi primera TV era perfecta. Nada de noticieros sensacionalistas, nada de presidentes dictadores o diputados estúpidos, nada de Britneys y Hiltons, nada de Fabiruchis, de los Simpson o de 24, nada de “analistas políticos” ni de Canales Gourmet, nada. En mi primera TV nada de malo y todo de bueno. Y es que ella, Mi primera TV era ideal: ecológica, porque no usaba pilas o energía eléctrica; pacifista y amable, porque no sabía de violencia ni de sexo desmesurado; reconfortante, porque no contemplaba el futuro con miedo al calentamiento global, a la fiebre aviar o a la clonación de humanos. Mi TV no comprendía ni lo malo ni lo bueno, no juzgaba, no opinaba, ni entorpecía o perturbaba. Su único canal era el de los sueños, un precario pero excepcional mecanismo diseñado para llevarme a dormir, para hacerme soñar con ríos y cielos azules, con barcos y puentes levadizos.
Mi primera TV era así, inocente y sincera, como yo alguna vez lo fui, un receptor de felicidad en sintonía perfecta.
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martes, 19 de abril de 2011
Adicto
Lentamente, la película se disuelve en mis ojos. Sus ingredientes entran al torrente sanguíneo y de ahí al sistema nervioso. El corazón se exalta. Está haciendo efecto.
Soy adicto, lo acepto. Una dosis de cine nunca es suficiente.

Soy adicto, lo acepto. Una dosis de cine nunca es suficiente.
martes, 17 de noviembre de 2009
Contigo
Para José Emilio Pacheco
Ganador del decimoctavo Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana
Vetusto el árbol de la memoria
que a lo largo de la vía convierte en letras las hojas.
Un vaivén de primaveras
que no encuentra llegada o destino, ni fin en el tiempo.
En el tren de la existencia, para ti no hay otoño,
sólo una pluma que escribe las estaciones.
Enhorabuena, has llegado tan lejos
y por pura coincidencia, siempre a tiempo,
me has llevado contigo.

Ganador del decimoctavo Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana
Vetusto el árbol de la memoria
que a lo largo de la vía convierte en letras las hojas.
Un vaivén de primaveras
que no encuentra llegada o destino, ni fin en el tiempo.
En el tren de la existencia, para ti no hay otoño,
sólo una pluma que escribe las estaciones.
Enhorabuena, has llegado tan lejos
y por pura coincidencia, siempre a tiempo,
me has llevado contigo.

miércoles, 21 de octubre de 2009
¡Vera es libre!
(Ensayo accidentado y estrecho sobre el saber y la libertad, sobre una esponja humana)
“Membra sumus córporis magni”
Somos miembros de un gran cuerpo
Séneca
La tesis de Vera Wang fue contundente: “la inteligencia aprisiona y limita, conocer es un privilegio que no libera y en su lugar recluye. Saber es una pesada y a veces dolorosa carga” me decía una y otra vez con una sonrisa demoledora. La premisa de la diminuta y espigada mujer no era, en un afán antagonista, considerar a la ignorancia como un bien definitivo pero sí reconfortante y en “algunos casos” deseable.
Wang de apenas 21 años pertenecía a una rara liga de jóvenes intelectuales que, en pleno desarrollo, levantaban banderas radicales en un tono a veces reflexivo e invitante otras muchas francamente desafiantes. La búsqueda por mayor conocimiento, contrario a su propia tesis, era el motivo del discurso, la sed por una libertad de conciencia producto de la adquisición de nuevos ángulos intelectuales era evidente. Vera era una esponja humana.
El precepto orgánico del “Concepto Wang” (como habría de llamar a la teoría) era simple y extremo pero igualmente revelador. Existe una conexión “antagónica” entre la conciencia de libertad y la ignorancia, saber que ignoras es preveerse libre. La otra fórmula contrapuesta: saber que conoces es saberse cautivo. En esencia el juego de palabras puede parecer inútil, casi estéril, pero la verdad intrínseca de la posición es indisputable, tanto que abre las puertas a dos concepciones que por mucho tiempo creí prohibidas.
Pensar es “pesar”. Razón es “ración”
La ignorancia y la ingenuidad como semilla de la realidad única.
En toda la extensión del campo léxico de la palabra “pensar”, siempre se incurre en el concepto “pesar”. No deseo hacer comparaciones inmediatas pero, casi por azar, el origen de la palabra es precisamente aquel que Wang exhibe de manera ingenua. Pensar es pesar o al menos así podemos observarlo. La palabra pensar proviene del verbo pendere / pensum, que significa pender, colgar, haciendo referencia a la "romana", un instrumento de pesar que usaban los romanos y que consistía en una barra horizontal de uno de cuyos extremos pendía aquello que se quería pesar. Este término por tanto hace referencia al pesaje, en el que incidirá con más fuerza la palabra "ración" de la que deriva "razón". De ahí se deduce que el significado original estricto de pensar es "pesar" y que los pensamientos son una sucesión de "pesajes" indispensables para tomar una decisión.
El doble propósito, aquello que pesa delimita el concepto de pesadumbre pero también la sensación de ponderación o reflexión.
Sin demasiado apego al significado original podemos deducir que pensar, en su naturaleza conceptual, es el peso de las raciones (razones) de conocimiento, una “carga” que todos debemos estibar en nuestra conciencia.
¿Para qué cargar ese peso? ¿Con qué propósito? Las respuestas pueden ser tantas que no me atrevo siquiera a rozarlas. Todas ellas estriban en los pilares del desarrollo, la experiencia y hasta el concepto de humanidad contra el de animalidad. No es necesario abordar esos terrenos porque al respecto las opiniones, los “pensamientos” serían infinitos.
La ignorancia por tanto brinda una oportunidad inmaculada a la existencia humana, prevee una ingenuidad que no duele y no sufre, una pureza peligrosa y codiciable.
Si bien la percepción sensorial, el conocimiento práctico, la verdad reflexiva o la experiencia estimulan, por mera naturaleza humana, la adquisición automática y permanente de conocimientos, la voluntaria búsqueda de nueva información ofrece más alternativas de la realidad y por ello la realidad evidente, la realidad “ingenua”, la “realidad única” desaparece.
Die Welt als Wille und Vorstellung y otros descubrimientos
La ignorancia como recurso libertario
Reducida a la simple capacidad de decidir aquello que se quiere, la libertad es un concepto que a la “Wang” resulta obstaculizado por el saber. Si bien el conocimiento permite poseer distintas y variadas alternativas de la realidad que conduzcan a mayores recursos de decisión, la prolongada acumulación de preceptos redundaría en demasiadas alternativas de decisión que, supuestamente, derivarían en un caos interno y una angustia intelectual. ¡Vaya felicidad la de Arthur Schopenhauer al leer estas líneas! Se presume necesaria, como el propio autor alemán declarase en su Die Welt als Wille und Vorstellung la autonegación del yo, una tarea demasiado espiritual para mis limitados recursos existenciales.
Quizá es el más arriesgado de los preceptos “Wang”, que abona a la libertad una necesaria falta de conocimiento, el que más dudas siembra. Su oferta, descubierta desde los fundamentos del hinduismo hasta las plumas de Nietzsche, Mann, Wittgenstein, Vaihinger, von Hartmann y Proust, tiene cientos de años en construcción y aún, como ella lo hiciera, insistimos en desafiarla.
Saber implica una responsabilidad sobre lo conocido y esa responsabilidad merma las capacidades de decisión, la oportunidad de actuar, limita evidentemente la libertad. La vida impulsiva, incluso instintiva, adquiere un ángulo consciente que atrofia la autonomía y la independencia. El conocimiento se transforma en una liga indeleble con la realidad desde todos sus ángulos. ¿Quién puede, en la medida de sus propias capacidades, ver al mundo en esa esférica dimensión? ¿Existe alguien que posea todos los ángulos? Tal vez sólo (y es pura imaginación) las plantas, los animales y los recién nacidos tengan ese privilegio. Una vez más la verdad del conocimiento destruye el precepto liberal. En eso términos, desde esta neófita (y mezquina) visión, ignorar es el recurso libertario por excelencia.
La idea no me satisface pero es probable incluso plausible.
Presente: El resultado
Debo admitir que su dimisión era previsible y 8 años después, para mi mala fortuna, pude ser testigo de un cambio (eso sí) en los preceptos éticos de Vera. El nuevo nombre de diseñadora de modas inclinó su balanza a un mundo más predecible, tradicional y confortable. Para ella la revolución de las ideas dio paso a la comodidad de la rutina. Las nuevas experiencias ya no eran cotidianas.
De alguna manera y sin así quererlo, Vera se entregó a su propio proyecto, decidió ignorar y jamás nunca conocer, decidió decirle adiós a las ideas, a las conocimientos, al mundo del que creía yo estaba hecha. No hay duda, la envidió, al menos ella (como muchos ciudadanos del mundo) vive el privilegio de ignorar a voluntad y no hay nada, ni nadie, que se lo impida. ¡Vera es libre!
martes, 19 de agosto de 2008
¿Dónde estaba Juan Mauricio?
Hace un par de meses recordé las primeras planas que hablaban de aquellos “náufragos mexicanos” que permanecieron casi 9 meses en una lancha y que fueron rescatados cerca de Australia. Admito que desde entonces la noticia aún me parece inverosímil pues es evidente que restan muchas preguntas a responder sobre lo que realmente ocurrió. Será necesario esperar a que Hollywood disipe todas los cuestionamientos a la siempre veraz manera de Spielberg.
Y es que la duda volvió a despertar producto de un asunto que probablemente sea tan fantástico e inverosímil como aquel de los “lancheros”, pero en este caso probablemente más fidedigno por la inmediata desestimación de los medios nacionales y la gran cobertura de los medios internacionales, especialmente europeos a quienes, debo admitir, les tengo mayor confianza. El asunto funciona más o menos así:
Prefacio
El 14 de agosto de 1996 el periódico La Unión de Durango reportó el avistamiento de 2 grandes luces flotantes en la Sierra Gorda del Estado. La nota titulada “Avistan OVNI en la Sierra Gorda de Durango” pasó sin pena ni gloria.
2 días después, las autoridades del Ayuntamiento de Amatitlán de Callejas, en el mismo Estado, emiten una alerta al Sistema Nacional de Seguridad Pública Federal sobre la desaparición del joven Juan Mauricio Aldana González. Diversos periódicos de la entidad comentan las supuestos eventos que dieron pie a la desaparición del joven jornalero de 22 años. Una serie de acontecimientos reportados por la madre del joven, la Sra. Ana María González Luébano quien dio parte a a las autoridades sobre el presunto rapto de su hijo por un “grupo de extranjeros” que lo tomaron por la fuerza la noche del 15 de agosto de 1996, en un cobertizo de su rancho en San Andrés de Amatitlán, una propiedad localizada a escasos 3 kilómetros de la cabecera municipal.
A pesar de la alerta nacional y de un importante seguimiento en los medios estatales, Juan Mauricio no fue localizado.
El pasado 11 de junio de 2008, el noticiero matutino Deustche Wiesbaden, la primera emisión de noticias locales de Wiesbaden, la capital de estado de Bremen en Alemania, reportó el encuentro de la policía local con un hombre que caminaba desnudo justo a las orillas de un sendero a las afueras de la ciudad. Andrew Vanya, el jefe de la policia, declaró que el hombre, posiblemente extranjero, lucía desorientado y desnutrido y su cuerpo presentaba múltiples abrasiones en piernas, gluteos y brazos. Agregó también que luego de ser capturado, el hombre entró en estado de crisis nerviosa por lo fue trasladado a las instalaciones del Zentralkrakenhaus de Bremen para recibir atención médica apropiada.
2 días más tarde, el viernes 13 de junio, a través de la televisión estatal de Bremen, el hombre fue presentado por los medios como Juan, originario de México. Durante una entrevista con la televisora y asistido por una traductora proporcionada por el gobierno Alemán, el hombre de aproximadamente 35 años de edad, visiblemente conmovido, no pudo brindar su edad, ni su domicilio, pero sí aseguró, con lágrimas en los ojos, que había sido víctima de un secuestro y que sus captores eran de origen extraterrestre.
En una entrevista histórica, el maduro y demacrado “Juan” relató con gran precisión, lo que para él fueron sólo “varios días” de cautiverio en un lugar donde, agregó, “sólo veía negro y bebía leche agria”. “Juan” agregó también que durante su captura poseía una cámara en su teléfono celulñar y había podido fotografiar y videograbar a sus secuestradores.
Al ser cuestionado al respecto de sus raptores, totalmente agitado, el sujeto sólo pudo decir que eran hombres pequeños, de grandes brazos, piel blanca y grandes ojos y que no hablaban por la boca “sino por el espíritu”.
Médicos de la institución confirmaron que, a pesar de su aparente buena salud, Juan Mauricio presentaba quemaduras severas en extremidades, boca y lengua y que su conteo de glóbulos rojos era muy inferior al normal debido a lo que parecía ser producto de diversas “sangrías dérmicas”.
Luego de la entrevista, autoridades del Gobierno Alemán, a través de la cancillería de Bremen, se pusieron en contacto con la embajada de México en Berlín para verificar la identidad del sujeto. En un comunicado oficial, la oficina de cancillería Mexicana, representada por Mildred Vela, confirmó a través de fotografías la identidad del sujeto. Se trataba de Juan Mauricio Aldana González, quien había sido reportado como desaparecido 12 años antes de la localidad de San Andrés, Municipio de Amatitlán de Callejas, México.
El ahora maduro Aldana relató, en diversas entrevistas posteriores con los medios alemanes, soviéticos y franceses, que su captura fue repentina y que sólo recuerda haber sido golpeado por un “arma brillante”.
Para sorpresa del mundo los vídeos de su entrevista a la televisora alemana, así como de entrevistas posteriores, tienen importante presencia en YouTube, así como otros sitios y agencias de renombrada importancia periodística como ABN y Newscomm.
A pesar del reclamo de amigos y familiares, el Mexicano ha comentado antes los medios sus deseo de permanecer en Alemania para evitar el acoso de los medios y esperar, al igual que los lancheros nacionales, a que alguien le ofrezca un jugoso contrato para una cinta o “ya de perdida” un libro.
Yo por mi parte, admito mi asombro y duda. A la manera del más puro “agenda setting” el registro visual del hombre en internet y la esperada develación de una serie de “videos exclusivos” que, supuestamente Aldana grabó con su teléfono celular me tiene en “ascuas”. Ni hablar, esta vez esperaré firmemente a que alguien me rescate de este tonto cuento que mantiene a la deriva. Mientras tanto me “comeré algunos patos” y permaneceré en silencio preguntándome: ¿dónde estaba Juan Mauricio?
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