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viernes, 28 de octubre de 2022

Cinnamon alias Juan Pérez (Ficción nacional sobre el primer Presidente del Mundo)





Es de mentirosos disimular el odio, y de necios divulgar chismes.

Salomón

¡Es como llamarse Juan Perez pero en «idioma judío» cabrón! espeta Robles, mientras le lanza a la cara la licencia y un par de tarjetas de crédito. Un segundo después se escurren las coloridas credenciales de la cartera: la amarilla del gimnasio, la plateada del cine y una color negro mate, la de un club privado para caballeros.  ¡Y le gustan las putas de lujo mi capi! señala Aurelio, mientras huele el plástico con repugnancia. 

En Nueva York todos lo conocen como Cinnamon Cohen. En México es solamente Salo, Salomón Cohen, algo así como Juan Perez pero en «idioma judío». Quién diría que hoy, en pleno centro neurálgico de la nación judía en México, en Avenida Presidente Masaryk, Salo se revolcaría en un charco de su propia sangre, bajo la bota de un militar que, con un sólo movimiento, lo mismo le interroga, amedrenta y tortura. El Canela Cohen, Salo (para los cuates) se pasó de lanza y hoy enfrenta la ley del Talión (original de Hammurabi) por razones para él desconocidas. 

Lo interceptamos justo entrando a Goldstein mi comandante. Se quiso dar a la fuga en su pinche camioneta Toyota. Ya sabe cómo son de marros y amarrados estos pinches judíos. No aguantó ni media cuadra y lo estampamos con el humvee contra la pared del Santander. A ver si no se quejan los de la alcaldía.

Por favor ya cállese Medina y encuere al maricón este. 

Sí comandante, replica el cabo con una sonrisa mordaz y cómplice. 

Salomón Cohen aún escupe coágulos de sangre mientras le arrancan de un tirón la camisa, los pantalones y las bragas de mujer que oculta bajo los jeans. 

¡Uy… Y además puto! Exclama Robles. ¡Esa no te la van a perdonar en la sinagoga cabrón! 

El más joven del linaje Cohen del Polanco del Siglo XXI emite un quejido profundo y largo mientras atesta un par de frases inteligibles en Yiddish. 

Eso te pasa por ponerte hasta la madre y creerte que este es tu-reino-mi-rey. Pues no putito, aquí el «soberanovergalarga» soy yo y te la voy a meter hasta que me digas amado líder o te vuelvas católico, pinche pendejo. Lo que pase primero. Tú dices.

Salomón baja la mirada y empieza a llorar. Le falta el aire, le falta fuerza pero sobre todo le falta dignidad suficiente para enfrentar la humillación, que bajo la protección de una madrugada obscura y brumosa, justo a las 4:30 de la mañana, aún lo apartan de sus miles de correligionarios que atestan casas y edificios, a menos de 20 metros de su complicada situación. 

Tengo frío…Me siento mal oficial, me siento mal suplica con voz entrecortada. ¡Ah, pero para chingarte a Daniela, te sentías a toda madre! ¿verdad? Mira Salo, Salomón pues, a ti no te quedan opciones. Daniela fue tu última inversión y ahora vengo yo a cobrar lo dividendos banquerito de mierda ¿Cómo la ves?

Daniela, la flamante y otrora casta rubia, se había acostado con el Canela, a espaldas de su marido, no más de 3 veces pero el tórrido romance había pasado paulatinamente de lo privado a lo público y Robles, el espía de M (omito su nombre por respeto al cornudo), el «soberanovergalarga» aprovechará la ocasión con creces. Múltiples y profundos cortes en la cara y la cabeza, un dedo roto, dos costilla laceradas y el meñique cercenado fueron el primero de dos pagos en especie que Salomón Cohen tuvo que desembolsar. Seis millones quinientos mil en efectivo fueron parte de la inversión final que su hermana Ana entregó a Medina, apenas la tarde siguiente, para recuperar el cuerpo desnudo y balbuceante de un Cinnamon casi moribundo.

Daniela se divorció de M tres meses después de enterarse del suceso, huyó a Canadá y, dicen, vive infeliz al lado de un acaudalado distribuidor de alfombras y piso, entre todos los lujos y extravagancias que siempre soñó, objetos y viajes que su empleo como influencer orgullosamente le proveen. 

La historia de Robles es muy distinta. Un par de años más tarde se convirtió en diputado y después senador. Lamentablemente su creciente ascenso político se vio sesgado por el músculos chasis de una enorme camioneta Range Rover que, súbitamente, fulminó sus aspiraciones, sus piernas y torso en la esquina de Goldsmith y Masaryk. Qué casualidad tan curiosa. 

La noche aquella no la olvidó nunca el Canela.  Salo extiende la mano y enciende un rarísimo Pall Mall mientras observa cómo el Támesis, obscuro y frío, recorre las entrañas de la capital Británica. 

Quién diría que exactamente 2,190 días después estaría ahí, ocupando la silla como primer Presidente del Mundo.  Sí, leyó bien usted señor o señora lector. El primer presidente del mundo entero. Después de la segunda pandemia.  Después de la guerra y del acomodo político global, sólo hizo falta un héroe que salvara su vida en la guerra, que perdiera una costilla y el dedo meñique, que mostrara con vehemencia las múltiples cicatrices en batalla, que contara sus días en cautiverio a manos de fundamentalistas, que contara anécdotas y tedtalks sobre resilencia, abandono y corazones roto, que hablara de pasión, charcos de sangre y nada de política. 2,190 días después un hombre común no estaba abandonado a su suerte en el piso de Masaryk 103. Hoy estaba en la cima de la historia. Un hombre con motes simples: El Canela, Salo. Salomón Cohen es su nombre, algo así como llamarse Juan Perez pero en «idioma judío». 

lunes, 9 de septiembre de 2019

Tropelía (Fragmentación)

Un estruendo diminuto (apenas perceptible) y sobreviene el dolor. La puerta atrapa con rigor sus dedos pero aquello no le aqueja. No hay huesos rotos esta vez. 
Quién lo diría, los músculos más fuertes se fragmentan fácilmente con un poco de alcohol y violencia. Los huesos son más resistentes que el corazón. 

viernes, 1 de marzo de 2013

¡Kaboom! - Pólvora mojada

Primero creí que era una broma. Después el entusiasmo y el morbo me invadieron. En mi buzón web un nuevo mensaje. Sobre el título del correo electrónico aparecía solitaria e incendiaria la palabra “Bomba”.
¿Acaso un grupo fundamentalista se atrevía a venderme explosivos a través de la red? ¿Por fin podría hacer volar lo que se me viniera en gana?
Desde niño siempre he querido tener una bomba y esta era mi oportunidad. Basta de cuetones, palomas, buscapiés o cañones. Esta es la hora de mandar a volar la pirotecnia mexicana y tomarlo en serio. ¡Kaboom! resonaba en mi mente.
Como todas las decepciones que surgen del spam, el correo resultó ser un fiasco. Bombas para Agua Ayala ponía a la venta sus mejores productos a través de mi mail detonando, de un solo, mis más puros sueños infantiles. La mecha de mi imaginación se encendió en un instante, pero nunca alcanzó la reacción explosiva. La mentada “bomba” solo resultó ser pura pólvora mojada.

sábado, 26 de enero de 2013

Barco - Envidia (1)

2 mujeres esperan impacientes a que los Marines bajen del barco. Una recibe a su único hijo vivo, la otra y su hijo se mueren de envidia.

domingo, 16 de septiembre de 2012

Paliza

Al despertar siguen ahí, furiosos, observándome con los puños levantados. Una vez más me propinan la acostumbrada paliza matutina, mientras intento sosegar sus arrebatos. Como todos los días, los recuerdos me golpean sin piedad y yo, obstinado y estoico, continuo intentando reconciliarme con ellos.


miércoles, 11 de julio de 2012

Entre gritos y sombrerazos.

Sí, estoy a favor de la actual cultura del odio. Todo individuo (y por ende toda cultura) necesitan un momento de catarsis, una purga, un instante de liberación. Que quede claro, la conflagración no puede ser totalmente organizada, mucho menos inteligente o controlada. El odio en las redes sociales, en eventos y campañas es la más pura muestra de nuestra naturaleza animal y pretender luchar contra ella es absurdo. Para que la rueda avance necesita encontrarse con el piso. Ese momento de fricción violenta es el que estamos viviendo. Es francamente ingenuo esperar que una revolución, un cambio, se base únicamente en los hechos y las ideas y no en las descalificaciones, las intrigas y los enredos. La historia nos ha enseñado que no hay nada de honorable, inteligente o espiritual en una movilización verdadera. El intelecto nunca se sobrepone a la fuerza del cambio. Aunque no creo en la violencia, estoy a favor de esta cultura porque es un razgo inequívoco de que México está cambiando, de que dejamos de ser pasivos y amables para participar, actuar y enfrentar, a veces de la única manera disponible, a través del odio verbal ¿Consecuencias? Sí, la sombra de la violencia, del encuentro físico está rondado, pero qué podíamos esperar ante el desencanto de más 100 millones de personas. Prefiero aguardar al encono y la división que atestiguar la perpetuidad de la indiferencia y la insatisfacción. Miro con buenos ojos a aquellos que por fin levantan la voz, que violentos, desorganizados, poco propositivos y torpes se atreven a asumir un rol en el juego del cambio. No alabo sus métodos ni promuevo sus tácticas, pero las comprendo, las tolero y de alguna manera las defiendo. Las revoluciones las crean los intelectuales pero las pelean y ganan las mujeres y hombres comunes. Personas que como tú y yo, un día decidieron dejar de pensarlo, para marchar y odiar, para hacer de la hostilidad la materia primigenia de la transformación. Qué lástima que hayamos llegado a este punto, qué bueno que, arrastrados por la apatía, despertemos con violencia y coraje de la pesadilla. Adelante a quienes podamos contribuir con ideas. Buena fortuna a los que con torpeza se lanzan al ruedo para tomar al toro por los cuernos. La calma llegará a puerto, pero es inevitable que en el camino atestigüemos una gran tormenta. Sí, estoy a favor de la actual cultura del odio. Todo individuo (y por ende toda cultura) necesitan un momento de catarsis, una purga, un instante de liberación. Para que la rueda avance necesita encontrarse con el piso y hoy, México, inicia la marcha, parece que entre gritos y sombrerazos nuestra nación ha emprendido el camino.